Ganar nunca está de más

De vencer y convencer, el Barcelona ha pasado a ganar y desganar. Donde antes triunfaba y disfrutaba, en bastantes ocasiones sufre auténticos horrores. Pesadillas en mitad de algunos sueños, victorias con una mano en el corazón y la otra secando el sudor. El estilo, razón de ser de los azulgrana, ha degenerado cosa bárbara. De acuerdo, el balón continúa siendo el cáliz del estilo, pero hay veces en las que en su interior contiene agua, que no vino. Bien lo sabe Luis Enrique, quien ayer volvió a ver cómo sus fieles acariciaron el esférico con una posesión del 57%. Aunque con poquísima autoridad.

Salvado por el segundo y milagroso gol de Jérémy Mathieu, abrazado a una mimada estrategia que controla con suma delicadeza Juan Carlos Unzué como evidencian los 13 tantos conseguidos de ese modo, el entrenador desdramatizó la falta de juego y aplaudió el resultado: "Ganar no es malo nunca, aunque gane el Barça así. Nunca es malo ganar".

Parece evidente que se conforma con la victoria en el zurrón, sobre todo a nueve jornadas para que suene el timbre que ponga fin a la Liga. Un triunfo a secas, pues, es tan valioso como si se hubiera realizado arte en el verde aunque arenoso césped de Balaídos. "Llegamos a un punto en el que está claro que se nos va a juzgar por los resultados. Este tipo de partidos te pueden reforzar, tras un nivel futbolístico alto y ante un rival que genera ocasiones de esta manera. Es una victoria que refuerza al equipo y para lo que queda", analizó el preparador asturiano.

Cierto es que hace daño en las retinas ver a artesanos como Andrés Iniesta dibujar más balones en alto que trazos sobre el lienzo del terreno de juego. O que una delantera conformada por Leo Messi, Luis Suárez y Neymar quede eclipsada por dos intervenciones meritorias de Claudio Bravo o una nueva exhibición del zaguero Gerard Piqué. No en balde, salvado por un gol de Mathieu, el Barcelona abrió los ojos y despertó.

"Enfrente había unos jugadores vestidos de celeste que volaban. Éste es un deporte con dos equipos, y aunque nos gusta tener la posesión, no siempre se puede producir", argumentó Luis Enrique, quien opinó que su escuadra "generó más, pero costó muchísimo ante el Celta, uno de los equipos que mejor presiona".

Admitió el técnico azulgrana la evidencia: "No es que sufriéramos demasiadas ocasiones, pero no generamos muchas y la calidad individual de los futbolistas en estos casos es determinante", tras un gol "de nuevo en jugada de estrategia" que evitó un desastre ante el equipo que desfloró a los barcelonistas en la primera vuelta de la Liga.

"Todos los partidos hay que trabajárselos, porque todos tendrán su dificultad", insistió Luis Enrique, mientras Mathieu lamentaba la desastrosa primera parte que realizó su equipo. "La peor de este año", llegó a declarar el salvador azulgrana.

Al menos, queda la victoria. "Nunca es malo ganar", subraya el entrenador, sabedor de que con tres puntos en el estómago, aunque sea con un mendrugo, se pasa el apetito. Ahora, a por otro bocado. Ante el Almería no podrá contar con Sergio Busquets, pues vio la quinta amarilla. "Buscaba la salida del balón, he tardado un poco y es normal", que le amonestaran. Su técnico, eso sí, defiende: "Nunca les decimos a los jugadores que fuercen las tarjeta".

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