Las tablets serán flexibles, muy ligeras e incluso de bolsillo
Si la tableta ya le parece ligera, los dispositivos que
tienen en mente los científicos e ingenieros que trabajan para mejorar sus
prestaciones le resultarán mucho más fáciles de transportar.
La combinación de
una nueva generación de materiales, entre los que se encuentra el grafeno, con
el perfeccionamiento de ciertas tecnologías permitirá la fabricación de
tabletas flexibles y con un peso que podría reducirse hasta llegar a un tercio
del que tienen en la actualidad.
Incluso se están diseñando dispositivos
enrollables o plegables, aunque para determinar qué tecnologías serán viables
comercialmente aún habrá que esperar varios años.
"Algunos fabricantes de móviles y tabletas nos dibujan
una visión futurista de los mismos, basada en pantallas flexibles, enrollables,
ligeras y transparentes.
Esa visión no es del todo desencaminada. Los progresos
en plásticos o polímeros orgánicos (basados en materiales de carbono) y en la
tecnología OLED (diodos emisores de luz orgánicos) están allanando el camino en
esa dirección", explica Amador Menéndez Velázquez, investigador del Instituto
Tecnológico de Materiales de Asturias (Itma) y colaborador del Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EEUU.
El científico explica así en qué consiste esta tecnología:
"Imagine una bombilla LED. Ahora trate de hacerla más pequeña, para poder
empaquetar un millón de esas bombillas en una pantalla (cada bombilla sería un
píxel que se encendería o apagaría).
Eso es posible mediante la utilización de
materiales orgánicos, [de ahí la denominación de OLED, organic LED], que
suponen un menor consumo energético. Para su fabricación se utilizaban técnicas
de vacío (como evaporación molecular)".
Este proceso, sin embargo,
"es excesivamente caro para la producción a gran escala y ahí subyace la
mayor dificultad para que esta tecnología se imponga en el mercado".
Por ejemplo, en el MIT, el centro con el que él colabora,
han desarrollado una tecnología basada en la denominada impresión por
inyección: "De forma similar a como haría una impresora convencional,
mediante esta tecnología se imprimirían millones de diminutos OLED a bajo
coste".
Ya hay una spin-off, Kateeva, que augura que en cinco años las
pantallas OLED podrían suponer la mitad del mercado de las tabletas
electrónicas, relata.
El grafeno, un material bidimensional que fue sintetizado
por primera vez en 2004 por los físicos Andre Geim y Konstantin Novoselov (y
por cuyo hallazgo ganaron el Nobel en 2010), se perfila como uno de los
ingredientes favoritos en las recetas de los futuros dispositivos electrónicos
flexibles.
Todavía está en desarrollo, pues los principales retos son
producirlo a gran escala y en grandes tamaños, así como lograr que sea más
estable, según explica el ingeniero Tomás Palacios: "Es una material
prácticamente ideal.
Tiene un solo átomo de espesor, no hay ninguno más delgado
o que tenga más resistencia, es transparente, flexible y conduce la
electricidad mejor que ningún otro", enumera Palacios, director del centro
para dispositivos con grafeno y sistemas bidimensionales del MIT (Center for
Graphene Devices and 2D Systems), que integra a una veintena de grupos
centrados en desarrollar aplicaciones para estos nuevos materiales.
"Probablemente la primera aplicación del grafeno será
para células y paneles solares y pantallas de televisión o móviles que sean
flexibles.
Como quieres emitir o absorber luz, necesitas materiales
transparentes que no impidan el paso de la luz. Para introducir corriente en
las pantallas de los móviles se usa el óxido de indio y estaño, que es
transparente y conduce la electricidad.
El problema es que además de muy caro,
es muy frágil y no se puede usar en dispositivos que van a ser flexibles porque
se quiebra", explica Palacios.
Una de las grandes ventajas del grafeno, añade, es que no
está solo: "Fue el primer material de un único átomo de espesor que se ha
estudiado de manera detenida.
Pero en los últimos seis o siete años se han
descubierto una gran variedad de materiales bidimensionales. Y muchos de ellos
tienen propiedades complementarias", señala. "Por ejemplo, hay
materiales que son muy buenos aislantes (no dejan pasar la electricidad), como
el nitruro de boro.
También el disulfuro de molibdeno, que es un semiconductor,
como el silicio, y lo estamos usando para fabricar electrónica flexible".
"Hay empresas como Samsung que están haciendo una gran
inversión para poder utilizar grafeno en esa nueva generación de móviles y
televisores que va a ser flexible. En un par de años creo que habrá prototipos
bastante avanzados. Luego dependerá del empuje comercial para sacarlos a la
venta", señala.
Conseguir baterías más duraderas y que se carguen en menos
tiempo es una de las grandes demandas de los usuarios: "La autonomía y
duración de los dispositivos es un aspecto crucial.
Recientemente hemos
desarrollado una tecnología que captura la luz y la convierte en electricidad a
partir de la propia pantalla de cristal. Ahora estamos tratando de extenderla a
plásticos, para que pueda ser incorporada en próximas generaciones de tabletas
flexibles", explica Menéndez.
"Los materiales piezoeléctricos,
basados en la generación de electricidad a partir de presión (como al teclear
sobre una pantalla táctil), se perfilan como herramienta para capturar energía.
El grafeno modificado químicamente puede actuar como piezoeléctrico".
"A corto y medio plazo el grafeno tendrá mucha
importancia en el almacenamiento de energía. La batería flexible es uno de los
retos principales, más que las pantallas. Y el grafeno permitirá que se carguen
antes. En cinco años podrían comercializarse, aunque es difícil hacer
predicciones", afirma Palacios.
"Las baterías de grafeno almacenarán más energía y se
cargarán hasta 10 veces más rápido. Pero la mayor eficiencia de los
dispositivos se deberá a que las pantallas y los microprocesadores consumirán
menos", afirma Jesús de la Fuente, presidente de Graphenea.
Esta empresa
española vende láminas de grafeno sobre diferentes soportes a compañías entre
las que están Nokia, Philips, Intel o Corning. De la Fuente cree que los
dispositivos flexibles podrían comercializarse en entre tres y cinco años.
"Gran parte del peso de las tabletas actuales se debe sobre todo a la
batería y a la carcasa. Siendo innovador y utilizando, además del grafeno, una
combinación de polímeros, se podría reducir su peso hasta alcanzar un tercio
del actual, por debajo de los 100 gramos".
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