Cuando la piel se descuelga y clama por un lifting
A grandes males, grandes remedios. Este refrán, aplicado al campo de la estética, significa que un problema avanzado -como una piel que se descuelga y clama por un lifting- debe resolverse sí o sí en el quirófano. Pero, ¿qué pasa cuando lo que se necesita es un retoque no tan agresivo? En ese caso, es posible sustituir la cirugía por una solución más light, como las técnicas inyectables. «Su ventaja radica en que nos permiten tratar el envejecimiento de manera gradual.
Cuanto antes recurramos a ellas, más fácil nos resultará poner freno a ese proceso. Con estos tratamientos nos ahorramos la anestesia, el postoperatorio y el cambio brusco que supone pasar por el quirófano», argumenta Natalia Ribé, médico estético con consulta en Barcelona. Rafael Gálvez, cirujano de la madrileña Clínica Ordás, también es partidario de, según los casos, esculpir el rostro y el cuerpo con la ayuda de agujas o cánulas, en lugar del habitual bisturí: una de sus especialidades es la bioplastia, que consiste en «realizar implantes en determinadas zonas para rellenar, levantar, definir o modificar rasgos y volúmenes».
La doctora Ribé sostiene que las sustancias inyectables son «seguras», siempre y cuando se empleen aquellas que, obviamente, estén aprobadas y lleguen al mercado con el aval de estudios científicos. Pero atención: no todas sirven para todo. «Por ejemplo, el ácido hialurónico, que es perfecto para el contorno facial, no queda bien bajo los ojos porque, como capta agua, puede dejar una apariencia de bolsas», dice esta experta. Repasamos algunos de los productos que más se inyectan las españolas en la cara.
Toxina botulínica
Aliada antiarrugas
Conocida popularmente como botox, se empezó a utilizar en los años 70 para tratar el estrabismo. En 1992 se aprobó su uso estético en España. «Los resultados más satisfactorios se obtienen en el tratamiento de las arrugas de expresión, especialmente las que se localizan en el entrecejo, la frente y las llamadas patas de gallo», explica Elia Roo, coordinadora de la Unidad de Dermatología Estética del Hospital Sur de Madrid y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología. La toxina botulínica ha recibido múltiples ataques: hay quien denuncia que es fuente de inexpresividad. Pero, según Roo, «con una buena técnica y una adecuada selección de los pacientes se puede conseguir un resultado natural, en ningún caso de rostro congelado». Los nombres comerciales de esta sustancia son Vistabel, Azzalure y Bocouture.
Ácido hialurónico
Esculpir volúmenes
Se trata de un polisacárido presente de manera natural en el organismo humano. «Lo utilizamos para hidratar, rellenar el surco nasogeniano y las pequeñas arrugas, realzar los pómulos y el mentón, restaurar el óvalo facial, corregir las lesiones de acné…», enumera Neus Tomás, que dirige una clínica de medicina estética en Granollers. Esta experta atribuye muchas ventajas al hialurónico: «Es fácil de inyectar, tiene unos efectos secundarios mínimos, es biocompatible y tenemos una amplia experiencia en su aplicación médica». Numerosos laboratorios lo comercializan.
Plasma rico en plaquetas
Revitalizante
No existe la posibilidad de rechazo de este material, puesto que se obtiene a partir de la propia sangre del paciente. «Se centrifuga y se separa el plasma para posteriormente reinyectarlo», apuntan Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, de la Clínica de Medicina Estética Mira+Cueto de Madrid. «La principal función del plasma rico en plaquetas es combatir el envejecimiento facial, sobre todo en las pieles prematuramente dañadas debido a agresiones externas como la radiación ultravioleta, el tabaco, el estrés, la mala alimentación...», añaden las expertas.
Hidroxiapatita cálcica
¡Más colágeno!
Su nombre comercial más conocido es Radiesse. Al igual que ocurre con otros materiales inyectables, es un componente natural de nuestro cuerpo, lo que evita el riesgo de que se produzcan reacciones alérgicas. «Consigue inducir la producción de colágeno y la formación de nuevo hueso. Es perfecto para mejorar el óvalo facial, corregir la nariz, resaltar los pómulos y eliminar las arrugas», indica Ricardo Ruiz, director de la Clínica Dermatológica Internacional de Madrid.
Ácido poliláctico
Efecto tensor
Se trata del famoso Sculptra, un polímero biodegradable constituido por moléculas de ácido láctico. «Se puede infiltrar por todo el rostro, principalmente en las zonas de tracción facial, para promover una estimulación global de los tejidos y de este modo conseguir un tensado importante de la piel», resumen las doctoras Mira y Cueto.
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