Arrugas, las cicatrices de la edad

'Cicatrices de la edad'. Así denominan a las arrugas los investigadores de Helena Rubinstein. No es que quieran escudarse en un eufemismo, sino que su nuevo tratamiento facial, Re-Plasty Age Recovery, se inspira en los protocolos postoperatorios del prestigioso centro estético LaClinic (Montreaux, Suiza), de modo que los surcos, daños cutáneos e imperfecciones en general se abordan como si fueran eso: cicatrices. 

Gracias a esta filosofía, el nuevo producto de la marca es de lo más original que hay ahora mismo en el mercado cosmético, porque se trata de una crema cuya textura imita los apósitos médicos. Al aplicarla, la piel queda envuelta en un velo calmante que actuará durante la noche para reparar la piel.

Cualquier esfuerzo es poco para poner solución al signo de la edad que más saca de quicio a las mujeres, tal y como confirma Consuelo Mohedano, directora de Formación del Grupo Shiseido España: «Basta con fijarse en los estudios de [las consultoras] Nielsen y NPD de ventas y análisis del mercado para concluir que esta es la preocupación número uno. A pesar de las modas por las que pasa la cosmética -a nivel de ingredientes, texturas, beneficios…-, los productos líderes a nivel mundial siempre son los antiarrugas. 

Y lo mismo ocurre con los tratamientos que se demandan en cirugía y medicina estética». Por eso una de las firmas de su grupo, la francesa Carita, acaba de presentar una línea dirigida específicamente a los surcos y líneas de expresión. Para atacarlos desde todos los frentes se han creado Combleur Lisse Suprême Pro, cuyo aplicador permite ir curando estas marcas una a una; Crème Lisse Suprême Pro, contorno de ojos, y Patch Lisse Suprême Contour Yeux Pro, unos parches descongestionantes.

¿Más propuestas? La de Givenchy, que vuelve a exprimir el alga vital (un ingrediente exclusivo que ya descubrimos hace tres años con Le Soin Noir, la primera crema de color negro) para desarrollar un suero del mismo nombre capaz de reducir las arrugas hasta un 31%. Cohérence, de Lierac, las corrige con una suma de ácido hialurónico -esa sustancia que tanto gusta a los dermatólogos porque rellena la piel instantáneamente- y vectores aceleradores del colágeno, mientras que Time Zone Night, de Estée Lauder, combate las arrugas poniendo remedio a una de las causas de que se formen: la deshidratación. 

En Laboratorios Boots han afrontado el asunto desde otra perspectiva: Deep Wrinkle Repair Serum7 Lift mantiene la producción de fibrilina, una de las responsables de la elasticidad de la piel. El último bombazo de Lancôme se llama Visionnaire; la clave de este producto radica en que contiene una molécula (LR 2412) que reproduce en el cutis el poder reparador de las plantas. Y cuando no hay paciencia para tratar, siempre queda el recurso de disimular: la base de maquillaje Lingerie de Peau, de Guerlain, tiene una formulación tan sofisticada que el producto se funde perfectamente en la piel, de modo que no se marcan las líneas.

¿Por qué tanta variedad de productos? La razón fundamental es que, según los expertos, no todas las arrugas son iguales, de modo que hay que ofrecer respuestas para cada tipo. Mohedano las clasifica como embrionarias («aquellas que no son visibles a simple vista pero que están programadas genéticamente para aparecer con el paso del tiempo, y cuya aparición se puede acelerar por las agresiones externas»), superficiales («visibles en la superficie de la piel y que es posible revertir si se tratan a tiempo, como las causadas por la falta de hidratación») y permanentes («las más pronunciadas y a menudo irreversibles, aunque con cosméticos formulados con un gran concentrado de activos se puede impedir que se intensifiquen»). 

En Bvlgari trabajan con una división similar: su directora de Tratamiento, Laurence Robert Laubreaux, diferencia entre «las líneas finas, principalmente debidas a la deshidratación»; las de expresión, «causadas por las contracciones musculares repetidas» y las arrugas establecidas, que son consecuencia «de la reducción de los niveles de colágeno y elastina». Sea cual sea el método de trabajo, lo que está claro es que la investigación cosmética quiere retomar este problema, y de hecho Bvlgari es un buen ejemplo de esta tendencia: sus tratamientos nacieron con vocación de potenciar, sobre todo, la luminosidad, pero ahora se acaba de lanzar una gama, Secret de Gemmes (consta de crema, suero y crema rica), que sin dejar de lado ese objetivo se centra principalmente en el tratamiento de estas odiadas marcas de la edad. 

«Cuando las consumidoras utilicen nuestros productos, el primer beneficio que notarán es el incremento de luminosidad, gracias a la Bvlgari Gem Essence», explica Robert Laubreaux en referencia al cóctel de piedras preciosas de la marca (zafiro, turmalina, malaquita y citrino, a los que ahora se incorpora la amatista). «Pero, dependiendo de la edad y las necesidades de las consumidoras, queremos ofrecer innovaciones adicionales; eso es lo que hemos hecho con esta nueva línea, que lucha contra todos los tipos de arrugas», añade.

La cosmética, pues, está reforzando sus medios para acabar con ellas. Pero ojo: que cobren más o menos definición depende además de nuestro propio estilo de vida. Así lo apunta el cirujano Antonio de la Fuente: «Al margen de los factores genéticos, en el envejecimiento influyen en gran medida los hábitos de cada persona. La exposición solar, el tabaquismo o el sobrepeso son factores externos que perjudican la calidad de la piel». Al fin y al cabo, por recuperar el término que emplean en Helena Rubinstein, las arrugas no son sólo marcas físicas, sino que también dan fe de las cicatrices que va dejando la vida.

Cuando no hay paciencia para tratar, siempre queda el recurso de disimular: la base de maquillaje 'Lingerie de Peau', de Guerlain, se funde perfectamente en la piel, de modo que no se marcan las líneas.

Ya se sabe que la cosmética, por muy desarrollada que esté, tiene sus limitaciones. Por eso, las arrugas profundas a veces sólo se pueden atacar en el quirófano. ¿Con qué técnicas? «Depende de los casos. Es necesario determinar cuál es el componente principal que está causando el envejecimiento», responde el doctor Antonio de la Fuente. 

Las alternativas pasan por el lifting cervicofacial, que trabaja la cara y también el cuello, y el frontal, en el que la ceja se eleva. Si el problema se concentra en los ojos y va acompañado de bolsas hay que recurrir a la blefaroplastia. Y si se trata de reponer volúmenes, lo mejor es optar por un injerto de grasa propia (que se extrae, mediante liposucción, de alguna zona del cuerpo, como el abdomen). «Cada paciente es diferente», insiste el cirujano. «Incluso en la anatomía de una misma persona se puede dar un envejecimiento distinto de unas áreas a otras.» Puestos a generalizar, el especialista subraya «los 40 o 50 años» como el momento crítico en el que las arrugas ya son irremediablemente evidentes.

20 años
ARRUGAS EMBRIONARIAS
Todavía no se ven, pero están programadas genéticamente para aparecer.

30 años
ARRUGAS SUPERFICIALES
Ocasionadas sobre todo por la falta de hidratación.

40 años
LÍNEAS DE EXPRESIÓN
Surgen por culpa de las contracciones musculares repetidas.

50 años
ARRUGAS ESTABLECIDAS
Las más pronunciadas. La cosmética sólo puede impedir que vayan a más.

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