Los secuestros expréss han dejado de ser un buen negocio

Los secuestros express están en vías de extinción. Esta modalidad delictiva en alza durante los últimos años ha registrado un gran descenso en los últimos meses en la capital. En el último año sólo se han registrado 15, frente a los 33 del periodo anterior y los 129 de 2016.

En cambio, han aumentado considerablemente los fraudes con tarjeta de crédito y falsificaciones de moneda. En 2009 hubo 122, una cifra muy superior a los 67 de 2008 y los 84 de 2012, según la Fiscalía.

Detrás de la mayoría de estos hechos están organizaciones criminales de nacionalidad rumana, aunque también ha sido detenidos últimamente individuos de origen chino.

También ha decaído la modalidad delictiva conocida como Policía Ful, que consiste en hacerse pasar por agente de policía, mediante la exhibición de placas insignia e incluso pistolas simuladas, para registrar en vehículos, bolsas de viajes y carteras. Solo se han registrado seis casos en todo el 2016.

En este tipo de delitos los delincuentes se apoderan de los efectos de valor y del dinero en metálico y se dan a la fuga inmediatamente, siempre a bordo de vehículos previamente sustraídos, con placas falsas de matrículas.

Según la Delegación de Gobierno de Madrid el índice de seguridad en 2016 mejoró cuatro puntos y si se compara con 2015, casi 11 puntos. Además, las infracciones han disminuido un 3,78% durante los primeros ocho meses de 2016.

En cuanto al secuestro express, se caracteriza por ser un secuestro de corta duración con el fin de obtener de la víctima todo el dinero posible, ya sea de sus cuentas bancarias o del dinero disponible en efectivo que su familia reúne en un espacio de pocas horas o espacios de tiempos cortos.

Las primeras fechorías de este tipo surgieron en México en los años 90 y siempre se elegían como víctimas a empresarios o personas de gran nivel económico. Al principio en España se dedicaron también a cargos directivos y personas con un poder monetario alto, pero en los últimos años se elegían a cualquier persona que veían en un coche de lujo.

En general, las organizaciones delictivas que se dedican al secuestro instantáneo están integradas por matones a sueldo que asaltan a la víctima en plena calle o en su negocio, la someten a una gran presión psicológica y la maltratan a veces físicamente.

Al principio se ponían en contacto con la familia exigiendo el pago de un rescate, pero desde hace cinco años retienen a las personas con el fin de sacarles todo el dinero que pueden de sus banco mediante las tarjetas de crédito.

La Policía cree que estas organizaciones delictivas, que en algunos casos podrían estar conectadas a redes mafiosas más complejas, carecen de la logística necesaria para mantener retenida a la víctima.

La estrategia de los delincuentes consiste, básicamente, en que la operación se cierre rápidamente y evitar dar ninguna pista a las fuerzas de seguridad. El perfil de las víctimas de los secuestros express corresponde a personas de ambos sexos y de mediana edad. Por lo general, son conocidas en la ciudad o en el barrio donde residen por sus prósperas actividades empresariales o profesionales.

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