Las vacaciones mejor en mi país
Un lunes cualquiera de agosto. Ocho de la mañana. De camino al autobús o al metro es fácil no cruzarse con nadie. Tampoco hay tráfico. La escena, que tiene algo de apocalíptica, es familiar para los que se quedan este mes en la ciudad. "En la última década hemos pasado de hacer una salida anual, mayoritariamente en agosto, a 3,5 repartidas durante el año", apunta Josep Francesc Valls, profesor de Esade y especialista en innovación turística.
A esto se suma el staycation, una práctica habitual en EEUU y en el Norte de Europa que consiste en quedarse en casa durante las vacaciones y que, en opinión de Valls, en nuestro país esconde otro origen: "No es algo al alza, sino que sucede por obligación, por motivos económicos, por ejemplo". También hay que contar con los cerca de 600.000 contratos temporales que, según la empresa de trabajo temporal Randstad, se han firmado para la campaña de verano.
Sea cual sea la razón, a quienes pasan agosto en una gran ciudad les toca lidiar con las altas temperaturas, el sol y la polución, los peores enemigos de la piel en el día a día. Los agentes contaminantes, desde el humo del tabaco hasta las emisiones de CO2, se comportan como aceleradores del envejecimiento. El doctor Giuseppe Valacchi, que estudia el impacto de estos agentes sobre el organismo, explica que "la piel, junto con los pulmones, es el primer tejido expuesto a los efectos negativos de las partículas del aire".
¿El resultado? María Marcos, de la Academia Española de Dermatología (AEDV), distingue dos consecuencias. "Al absorber esos componentes caen los niveles de vitamina E y C y se alteran los fibroblastos, lo que, a corto plazo, se traduce en una pérdida de hidratación, un tono apagado y arrugas más visibles. Además, a largo plazo, y según sigue disminuyendo la barrera protectora, se generan alteraciones como la dermatitis, aparición de manchas e inflamación". Entre todos los agentes, Valacchi hace especial hincapié en el ozono.
Este gas, del que habitualmente se conoce su cara más amable (como componente de la estratosfera que absorbe los rayos ultravioleta), también se encuentra en la superficie terrestre, causando problemas respiratorios y dermatológicos. "Al entrar en contacto con la barrera cutánea y mediante la acción de radicales libres, oxida los lípidos y las proteínas –como el colágeno y la elastina– de la piel, al tiempo que ataca las células", afirma el experto italiano que, sin embargo, lanza un mensaje tranquilizador: "Si bien el 97% de la población urbana europea está expuesta a niveles altos de contaminación, España no está ni mucho menos entre los peores países".
Si se toma como referencia la recomendación de la OMS, (10 microgramos por metro cúbico), Toledo, Barcelona y Sevilla sufren los índices más altos (16 microgramos/m3), frente a Palma de Mallorca, Cáceres o Badajoz (8 microgramos/ m3). Sorprendentemente, Madrid, con 11, se encuentra entre las urbes con mejor
calidad del aire. A esto hay que unirle una molesta consecuencia, ya que según la Sociedad Española de Alergología, el incremento de alergias está relacionado con la polución. Y por si fuera poco, como advierten desde los talleres Midas, ni el coche se libra de este caldo de cultivo idóneo para bacterias, gérmenes y virus, motivo por el que acaban de lanzar su servicio Air Care, una curiosa puesta a punto para eliminar rastros de polución del vehículo.
Las radiaciones solares no deparan mejores noticias. "El 90% del envejecimiento prematuro se debe al sol", recuerda Jordi Peyrí, jefe de Dermatología del Hospital de Bellvitge. Un porcentaje que convierte el uso de fotoprotectores en una obligación. Ocho de cada 10 ya lo hacen en la playa o en la piscina, celebra el doctor Peyrí, pero, "el 40% de la exposición anual a los ultravioletas se produce fuera de esos momentos", advierte. En su opinión, se ha pasado de la ignorancia total a un escudo estacional. "El siguiente escalón llegaría con la protección durante todo el año y en todos los espacios". Los laboratorios se encargan de hacer más sencillo el reto con tratamientos faciales y maquillajes que incluyen filtros para UVB y UVA. En este caso, un SPF15 se considera suficiente, aunque en periodo estival es recomendable subir hasta un 25 o 30.
El principal problema de los veranos urbanos es que combinan ambas agresiones. Un dúo explosivo para la piel que desentraña Elena Aparicio, responsable científica de Skinceuticals: "Al unirse la polución, sobre todo el ozono, y la radiación UV, se pierde tres veces más vitamina E". En la marca que representa, proponen como escudo "el sistema de doble defensa", es decir, utilizar un antioxidante tópico y sobre él, un fotoprotector. El doctor Valacchi avaló, mediante un estudio clínico en el que expuso queratinocitos –las células más abundantes en la epidermis– a agentes contaminantes, que este cóctel puede frenar el daño cutáneo en un 50%.
Pese a estos inconvenientes, Silvia Álava, del centro de psicología Álava Reyes, aporta un punto de vista positivo para los veraneantes urbanitas. "En agosto, la ciudad se queda más vacía, idóneo para disfrutarla sin prisas ni agobios. Y si toca trabajar, es la oportunidad perfecta para ponerse al día con lo que se ha ido retrasando durante la primera parte del año". A quienes no convenzan las palabras de la doctora Álava conviene recordarles un dato extraído del estudio del bienestar de Micebrina. Para el 42% de los españoles (el 52% si hablamos de mujeres), el buen tiempo es el primer motivo para sentirse con más vitalidad, por delante del tiempo libre e incluso de estar con la familia o los amigos, ya que siete de cada 10, confiesa que el sol le llena de energía y alegría, en realidad, uno de los cosméticos antiaging más efectivos.
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