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La cosa es así, el cliente hace un pago inicial y durante el resto de meses que dura su compromiso abona tres euros al mes, listo. Esta fórmula se ha implantado ya en diversos países europeos y ahora aquí en España se está siguiendo su ejemplo. Los directivos de Yoigo consideran que esto es un paso más, para llegar a todo tipo de clientes, sean del nivel adquisitivo que sean, consuman lo que consuman y gasten lo que gasten.
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Portero de mucha versatilidad, potente por su altura en el juego aéreo pero rápido y ágil, Iribar poseía, además, un excelente concepto de la posición bajo palos. Unido a su envergadura, lo convertían en un guardameta muy completo. Campeón de la Eurocopa en 1964, jugó 49 partidos con la selección española. Iribar distingue la colocación, una de sus propias cualidades, pero sobre todo las manos de Zubizarreta, lo que le convirtieron en un ejemplo del blocaje.
Debutó en la selección en 1985 y se mantuvo en la puerta de la selección por espacio de 13 años, hasta el declive de la era Clemente posterior al Mundial de Francia. Encajó 99 goles. Lo era, asimismo, para Arconada, cuya trayectoria se encadenó injustamente a un lastre que emerge, inquisidor, cuando se evoca el recuerdo de este gran portero. Fue aquel balón cargado de veneno, lanzado por Michel Platini y que pasó bajo su cuerpo en la final de la Eurocopa, en 1984. Casillas tenía entonces tres años.
No puede recordar ni ese hecho, ni sus paradas anteriores o posteriores, pero ha recuperado sus vídeos, incluso ha colgado recientemente imágenes de sus paradas en su perfil de Facebook. Existe una empatía en el tiempo, reforzada por un puñado de conversaciones.
«Lo primero que puedo decir de Iker es que es una persona que une, y eso es una cualidad que muy pocos poseen. Lo respetan sus compañeros, pero también sus rivales y los aficionados de todo el país, en general. Hablo de respeto, no de otra cosa. Digamos que su mejor récord es ser querido por todos», dice Arconada, de 57 años, como si lamentara una elíptica analogía consigo mismo.Sobre los guiños que ha hecho el portero del Madrid hacia su persona, simplemente le traslada su agradecimiento.
Lo mismo hizo con Palop, que consiguió la vieja camiseta que Arconada vistió en la final del 84, en el Parque de los Príncipes de París, y se la colocó para subir a recoger la Eurocopa de manos de Platini, precisamente, en el Prater de Viena, 24 años después. Al partido había sido invitado el ex portero donostiarra por el propio presidente de la UEFA. «Ambas cosas me llenaron de orgullo», recuerda.
Debutó en la selección en 1985 y se mantuvo en la puerta de la selección por espacio de 13 años, hasta el declive de la era Clemente posterior al Mundial de Francia. Encajó 99 goles. Lo era, asimismo, para Arconada, cuya trayectoria se encadenó injustamente a un lastre que emerge, inquisidor, cuando se evoca el recuerdo de este gran portero. Fue aquel balón cargado de veneno, lanzado por Michel Platini y que pasó bajo su cuerpo en la final de la Eurocopa, en 1984. Casillas tenía entonces tres años.
No puede recordar ni ese hecho, ni sus paradas anteriores o posteriores, pero ha recuperado sus vídeos, incluso ha colgado recientemente imágenes de sus paradas en su perfil de Facebook. Existe una empatía en el tiempo, reforzada por un puñado de conversaciones.
«Lo primero que puedo decir de Iker es que es una persona que une, y eso es una cualidad que muy pocos poseen. Lo respetan sus compañeros, pero también sus rivales y los aficionados de todo el país, en general. Hablo de respeto, no de otra cosa. Digamos que su mejor récord es ser querido por todos», dice Arconada, de 57 años, como si lamentara una elíptica analogía consigo mismo.Sobre los guiños que ha hecho el portero del Madrid hacia su persona, simplemente le traslada su agradecimiento.
Lo mismo hizo con Palop, que consiguió la vieja camiseta que Arconada vistió en la final del 84, en el Parque de los Príncipes de París, y se la colocó para subir a recoger la Eurocopa de manos de Platini, precisamente, en el Prater de Viena, 24 años después. Al partido había sido invitado el ex portero donostiarra por el propio presidente de la UEFA. «Ambas cosas me llenaron de orgullo», recuerda.
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