El mal encare de Vicente del Bosque

Lo sabe Vicente del Bosque: «Tenemos un partido encima de otro. No hay más remedio que administrar los pocos entrenamientos que vamos a tener».

Los días se le vienen encima al Real Madrid sin apenas posibilidad para reaccionar. Tras el fiasco del Mundialito, llega el momento de apretar los dientes: tiene que recuperar los tres encuentros de Liga aplazados (Betis, Valladolid y Mallorca -éste se juega hoy-); afrontar los octavos de Copa del Rey (48 horas después de su partido de esta noche se medirá con el Zaragoza); y encarar desde febrero la Liga de Campeones.

«Los jugadores son profesionales y saben que lo que les espera. Espero lo mejor de ellos», comenta un casi hermético Del Bosque.

¿Problemas de personal? Eso parece. Hasta el final de la temporada, si todo sale más o menos correcto, el Real Madrid tendrá que jugar dos partidos por semana. Otro cálculo porcentual: desde que comenzó la campaña 1999-2000, el Madrid sufre cuatro ausencias por semana (entre lesionados e internacionales extranjeros convocados por sus selecciones).

«Por eso las plantillas son tan grandes, para paliar esas cosas. No creo que sea un problema», se empeña Del Bosque, al que no le queda más remedio que hacer de tripas corazón.

Son las consecuencias de un Mundialito que no parece haber dejado satisfecho a casi nadie, salvo al Corinthians.

A la directiva del Real Madrid se le ha quedado la cara mustia. Lorenzo Sanz tenía muchas esperanzas en llegar desde Brasil con un título terapeútico. Ahora, la preocupación es máxima, cercana al abatimiento generalizado. Nada de lo que ha planeado Sanz le ha salido bien desde hace un año y medio. Lo próximo será un último intento para lograr algún fichaje. El plazo de incorporación finaliza en la medianoche de hoy.

Hasta en eso no parece que nadie se ponga de acuerdo. Juan Onieva, vicepresidente económico, dijo hace dos días que el capítulo de fichajes estaba «cerrado», cuando, en realidad, lo que debió decir es que no se iba a abrir, ya que hasta la fecha no ha llegado nadie.

José Martínez, Pirri, mánager general del equipo y, según consta en su contrato, único responsable de esa faceta, dice que se van a apurar todas las posibilidades, aunque no oculta su pesimismo. Y Vicente del Bosque prefiere no hablar de ese asunto para no herir a ninguno de sus jugadores.

Más que nunca, la pelota está en el tejado del vestuario. Sólo si se sacan adelante los partidos se evitará el regreso de la crisis, que ya atacó al Real Madrid durante los últimos estertores de John Toshack.

El equipo blanco tiene 23 puntos, a 14 del líder, el Deportivo. «No me llamen iluso. No renuncio a nada», dice Del Bosque, el que más cree en el equipo.

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