Al Real Madrid no le meten un gol

Que al Real Madrid no le metan un gol es noticia de primera página. En Zaragoza se cumplió el milagro. Casillas terminó el partido imbatido y eso, en el atormentado Madrid del año 2000, es mucho. Más que nada, porque los resultados reflejan la fragilidad de una portería que los enemigos deben ver tan grande como una piscina olímpica. Parece impensable que los blancos puedan cimentar sus éxitos desde la seguridad de su franja defensiva. Al contrario. Su defensa no tiene defensa.

Lejos de resultar una afirmación caprichosa, los números revelan la cruda realidad de uno de los equipos más endebles a la hora de proteger la integridad de sus porteros. Basta reseñar que, en lo que se refiere a los partidos del Campeonato de Liga, el Madrid no consigue mantener su portería virgen desde hace... ¡ocho meses y 20 días!

El pasado 1 de mayo, el Real Madrid, entrenado entonces por J.B. Toshack, derrotó el Espanyol por dos goles a cero, ambos tantos marcados por Morientes. Parecería algo normal, pero lo es menos si se analiza que desde aquella noche, el club con mayor presupuesto de la competición (casi 20.000 millones de pesetas) ha jugado 24 partidos de Liga -los seis restantes de la temporada 1998-99 y los 18 que ha disputado en lo que va de la 1999-2000- sin ser capaz de dejar su portal a cero.

Desde aquel 2-0 al Espanyol (estaba Bodo Illgner de portero), el equipo de Toshack terminó la temporada encajando 11 goles en las seis últimas jornadas celebradas y, esa inercia encajadora, ha continuado en la presente Liga.

En los 18 encuentros que ha jugado el Madrid hasta la fecha, primero con John Benjamin Toshack y, tras su destitución, con Vicente del Bosque, han ido desfilando Illgner, Bizarri y Casillas sin conseguir algo que empieza a parecer un objetivo quimérico: dejar su portería imbatida.

Esos 18 encuentros ligueros se han saldado con 30 goles recibidos, lo que supone un promedio que se acerca a los dos tantos por encuentro. Lo más fuerte del asunto es que de esos 30 goles, 18 los recibieron en el Bernabéu.

En la Copa del Rey, también el Madrid ha demostrado la vulnerabilidad de su portería. Desde el pasado 23-F de 1999, en el que venció al Racing de Santander por 1-0 en el partido de vuelta de los cuartos de final -victoria que no evitó, increíblemente, el despido de Guus Hiddink-, el Real Madrid también ha visto como su defensa ha quedado en entredicho.

En semifinales, el Valencia le endosó, nada más y nada menos, que un 6-0 en Mestalla; y en la vuelta, Piojo López logró el gol del honor en una derrota intrascendente del equipo de Ranieri (2-1), que después terminó conquistando el título en La Cartuja.

Pero entre tanta penumbra, la emergente figura de Iker Casillas ilumina el futuro inmediato de la portería maldita. Sus reflejos, su elasticidad y su entereza en los uno contra uno, le convierten en un valor seguro para lo que se avecina. La consagración de este baby de 18 años, para muchos el portero del siglo XXI, podría permitir al Madrid dar la vuelta a una inercia que empezaba a acomplejar a su equipo. Con Casillas el Madrid sabe, al menos, que tiene portero.

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