Primer avión solar tripulado
Pronto o tarde llegará el día en que volemos con aviones alimentados por energías renovables, dibujemos en tres dimensiones o juguemos a pádel con raquetas superresistentes fabricadas con grafeno. Hasta el 3 de octubre, el espacio Smart Chemistry Smart Future de Expoquimia ofrece una muestra de todo tipo de innovaciones, algunas ya comercializadas y otras aún en fase conceptual o piloto, surgidas gracias al descubrimiento de nuevos materiales, procesos químicos y, sobre todo, al ingenio de sus creadores.
Bertran Piccard es uno de ellos. Tras completar la vuelta al mundo en globo aerostático en 1999, este aventurero aeronauta suizo buscó la forma de realizar esa misma hazaña pero con una máquina que no consumiera toneladas de gasóleo. En 2003 comenzó a idear lo que hoy es el Solar Impulse, el primer avión solar tripulado capaz de volar de día y de noche consumiendo únicamente la energía del sol que capta con placas fotovoltaicas.
"La química ha aportado en este proyecto materiales muy ligeros, células fotovoltaicas potentes y mecanismos para optimizar el almacenaje de energía", asegura José Antonio Arévalo, jefe de comunicación de Solvoy, socio del proyecto junto a Bayer y Air Liquide. El Solar Impulse, con espacio para dos tripulantes, mide 72 metros, pesa como un jeep (2,34 toneladas) y tiene un motor parecido al de una motocicleta. Es decir, pesa muy poco pero también se mueve muy lento: para viajar de Suiza a Madrid necesita 12 horas. 16 años después de hacerlo con el globo, en 2015 Piccard intentará completar la vuelta al mundo con el ecológico avión que estos días se muestra al público –a tamaño maqueta– en Fira de Barcelona.
El grafeno, el llamado material del futuro, también está presente en varios expositores. Con nanofibras de este resistente pero ligero material la empresa Praxair ha fabricado palas de Padel o cascos de ciclismo capaces de aguantar cualquier golpe.
Buena parte de las innovaciones tienen por ámbito de actuación la smart city. Por ello, la compañía Dow ha desarrollado una maqueta de una ciudad inteligente dotada con todo tipo de tecnologías y productos químicos innovadores: desde tejados verdes y huertos urbanos a molinos de viento recubiertos con pintura resistente para captar mejor la energía eólica o ultrafiltradores de agua residual.
Si algo muestran los proyectos exhibidos en Smart Chemistry Smart Future es que la química, la ciencia que estudia la materia y sus cambios, tiene la capacidad de transformar, también, nuestras vidas.
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